MELODRAMA
HISTORIA
El melodrama es considerado como uno de los géneros más extensos y representativos de América. La etimología de la palabra proveniente del griego y significa actuación con acompañamiento de canto, música y drama. Desde 1790 es considerado un espectáculo popular de feria, especialmente en Francia e Inglaterra. En 1820 pasa al teatro oficial como representación de las tragedias familiares donde las actuaciones eran sin diálogos por una prohibición del poder desde 1680 para todas aquellas obras teatrales populares. Como consecuencia de esto surge lo que Jesús Martín-Barbero (1987) en su obra De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y hegemonía define como estilización metonímica: “el énfasis en los rasgos que refuerzan las características básicas del personaje que produjo una fuerte codificación, un anclaje del sentido, y contribuyó a una complicidad de clase y de cultura con el público que <> las representaciones”. Es decir que sobresalían los gestos o rasgos que representaban la moral de cada personaje, logrando que el espectador sienta la identificación o reconocimiento del rol de cada uno de ellos; por ejemplo sabían que la heroína era una dama bella y buena, no así el personaje del traidor.
Las expresiones eran enfatizadas a través de la metonimia y las actuaciones meramente físicas acompañadas por la música, resaltando así, la parte visual y llevando al público a una decodificación de las figuras y las emociones. La gestualidad y el control de los sentimientos que exteriorizaban eran acompañados por la música, la danza y el canto. Así, el melodrama fue pasando del teatro, al cine y la radio. Se puede decir que el primero en llevar el melodrama a la pantalla grande fue David W. Griffith cuando en 1908 se plantea la adaptación de un poema llevándolo al cine, contando así una historia triste y trágica.
El melodrama comienza a verse como el género que enlaza las preocupaciones de mostrar la realidad y el mundo tal cual es, más la tensión creciente y la mirada del espectador como cómplice que se siente identificado con la historia. Luego, el género llegará a la televisión cuando surjan las telenovelas que se convirtieron en un pilar fundamental para el melodrama.
El melodrama reúne una cierta cantidad de características propias. Por un lado se dice que es un género que hace emocionar hasta las lágrimas, pertenece al cine del sentimentalismo. Se considera que el espectador hace una catarsis y se compadece de lo que ve, lo que sería el objetivo principal del melodrama popular. Eric Bentley (1964) en su obra La vida del drama describe esta idea de la siguiente manera: “La compasión es autocompasión. Pero, pese a todos sus consabidos aspectos negativos, la autocompasión tiene también su utilidad” (p. 187).
Por otro lado, inspira sentimientos de piedad y temor: piedad por el héroe o la víctima y temor por el traidor o perseguidor. Es decir que el espectador explora esos sentimientos como si lo que estuviera ocurriendo, se trasladaría a su propia vida. Si la víctima está en una situación de riesgo y se ve amenazada, el espectador siente compasión y temor por aquello que ve. “La piedad representa el lado más débil del melodrama” (Eric Bentley, 1964).
Otra característica de este género es la exageración de las emociones y la intensidad dramática que sufren y padecen los personajes, repitiéndose a lo largo de la historia e identificándose a través de las expresiones gestuales y faciales con la que los actores se van mostrando en cada historia trágica. Se podría decir que son pocos los momentos o las situaciones en la que no se ven estas exageraciones actorales en un melodrama.
En el melodrama suele darse una lucha entre el bien y el mal. Las historias representadas a lo largo de toda la evolución del género estuvieron enmarcadas dentro del contexto histórico y social de la época. Es así que, con la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos hay un cambio en las mujeres: comienzan a salir a trabajar abandonando su papel de amas de casas porque surge la necesidad de cubrir los puestos que dejaron los hombres. Éstos, al regresar de la guerra, se encontraron con que las mujeres seguirían trabajando. La guerra alteró la posición del sexo femenino y el desarrollo de una forma de vida en la que las mujeres sentían orgullo por ocupar puestos de trabajo en un período de vida diferente para ellas. El tiempo de guerra permitió y demandó acceder al trabajo masculino provocando una expansión en los puestos de oficinistas, y en procesos industriales como ingeniería eléctrica y fabricación de alimentos. De esta manera disminuyeron los puestos tradicionales, como los de las industrias textiles y los servicios domésticos. Además, permitió un anuncio anticipado de lo que sería la liberación femenina al establecerse un cambio en el perfil de la mujer como trabajadora y, una vez terminado el conflicto bélico, seguirían los trabajos en fábricas para las mujeres generando una monotonía y rutina en ellas, teniendo que lidiar entre sus nuevas ocupaciones y las tareas del hogar y los cuidados de sus hijos. Esta liberación femenina se ve reflejada en los films de esa etapa del cine de Hollywood.
El género del melodrama, si bien es considerado como un género conservador, se puede decir que ha ido evolucionando hasta el día de hoy. Por supuesto que esa evolución ha sufrido cambios a lo largo del tiempo pero las bases del género y las características principales se siguen manteniendo; en las telenovelas latinoamericanas suelen aparecer las tensiones y momentos dramáticos que son acompañados por actuaciones un tanto exageradas para exteriorizar los sentimientos y emociones y que tienen como protagonista a un personaje femenino que deberá luchar contra “el mal” para lograr su felicidad. En las películas contemporáneas como Titanic (1997) de James Cameron o Diario de una pasión (2004) de Nick Cassavetes se mantienen las bases del melodrama pero se fusionan otros géneros.


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